Alergias alimentarias
Aproximadamente un 3% de la población adulta y un 4 al 6% de la población infantil padece alergias alimentarias, una condición poco frecuente que suele ser confundida con otros problemas como la intolerancia alimentaria, y que es importante diagnosticar correctamente.
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Definición
La alergia alimentaria es una reacción adversa del sistema inmunológico a sustancias de ciertos alimentos, normalmente proteínas, que se denominan alérgenos alimentarios.
El organismo hipersensible trata estos alérgenos como si fuesen elementos nocivos (bacterias, virus, etc.), y genera una respuesta defensiva para eliminarlos, lo que se manifiesta como alergia.
Causas
La alergia alimentaria puede aparecer por factores ambientales o por predisposición genética. Cuando ambos padres son alérgicos, hay una gran probabilidad de que sus hijos también lo sean, y el porcentaje será menor si solo uno de ellos es alérgico.
Prácticamente cualquier alimento puede causar una alergia alimentaria, pero concretamente ocho de ellos son los que provocan el 90% de las reacciones alérgicas diagnosticadas: leche, huevos, soja, cereales, cacahuetes, frutos secos, pescado y crustáceos. Se trata de alimentos con una elevada cantidad de proteínas, ya sea de origen vegetal o animal.
Es frecuente que una misma persona sea alérgica a varios tipos de alimentos similares, y en algunos casos el factor alergénico de estos alimentos desaparece cuando son procesados o cocinados, ya que las proteínas sufren una transformación.
Síntomas y curso de la enfermedad
La alergia alimentaria se puede manifestar escasos minutos después de ingerir los alimentos, pero lo más habitual es que se presente una vez empezada la digestión, varias horas después. Los síntomas son variados, y aunque leves en la mayor parte de los casos, excepcionalmente pueden formar parte de una anafilaxia que puede poner en peligro la vida del paciente.
Estos síntomas incluyen afecciones cutáneas como enrojecimiento, picor, partes de la cara hinchada, eccemas, o urticaria. Los síntomas gastrointestinales pueden ser: náusea, vómito, diarrhea, dolor ohemorragia intestinal. Los síntomas respiratorios incluyen para respirar, asma, tos, congestión nasal, estornudos, garganta inflamada.
Diagnóstico
Para saber si se sufre de alergia alimentaria es necesario acudir al médico. Esta es la única forma de asegurarse de que realmente se trata de una alergia y no otro tipo de reacción adversa como una intolerancia o intoxicación. Además de un cuestionario para saber las posibles causas, y un examen físico, existen dos pruebas comunes para diagnosticar las alergias: las pruebas cutáneas y los análisis de sangre. Estos tests permiten identificar sustancias que sugieran qué alimentos están causando el problema, o experimentar con diferentes reacciones. Otras veces se recurre a pruebas orales, o dietas de eliminación, con un seguimiento hospitalario.
Tratamiento
No existe una cura para la alergia alimentaria. El tratamiento más sencillo y eficaz para no sufrir alergia alimentaria es no comer los alimentos que la provocan, así como tampoco sus derivados.
Pero no siempre es posible esquivar la exposición a estos alérgenos, que pueden estar presentes en superficies que pueden estar en contacto con los alimentos o incluso en forma de partículas en el aire, por lo que además de una lista de alimentos a evitar, el médico debe ofrecer un plan alternativo para tratar las reacciones alérgicas. También puede ser útil llevar un brazalete de emergencia.
En caso de síntomas leves, se recetan antihistamínicos, o cremas tópicas para atenuar picores en la piel. Los síntomas moderados se pueden combatir con corticoesteroides, que ayudarán a reducir la inflamación.
En caso de reacciones graves que pueden llegar hasta peligro peligro de muerte se recurre a la inyección de epinefrina, que revierte los efectos de la anafilaxia, y que puede ser administrada en cualquier lugar por el propio paciente pero requiere que éste acuda con urgencia al hospital tras su uso.
Otro de los tratamientos posibles para la alergia alimentaria es la vacuna antialérgica, aunque su eficacia no está demostrada para todas las personas.
Prevención
La prevención de la alergia alimentaria requiere una buena planificación y una dieta cuidadosa, evitando los alimentos comprometidos o sustituyendo algunos de ellos por otros similares, como es el caso de la leche de vaca, causa frecuente de alergias en niños, y su sustitución por otro tipo de leches como la leche de soja. Algunas alergias son transitorias y desaparecen con el tiempo. Se ha comprobado que la lactancia materna ayuda a prevenir alergias alimentarias.